lunes, 24 de mayo de 2021

MUERTA EN VIDA - CAPÍTULO V

Llegamos a una casa color rojo en el distrito de San Juan Bautista.
Una mujer morena y de pelo rizado nos atendió.
- Buenas tardes, ¿la chica que lee cartas? - dijo Tatiana cuando se acercó a la puerta.
- ¿De parte?
- Tatiana.
- Un momento.
La señora entro y salió una chica muy bajita y blanca, estaba con el pelo desordenado, parecía que acababa de despertar, se paró en la puerta bostezando y nos miró de pies a cabeza.
- Hola, ¿Te acuerdas de mí? - dijo Tatiana sonriendo. 
Ella bostezó de nuevo.
- No – dijo limpiándose la cara – ¿Quién eres?
- Soy Tatiana, me atendiste hace algún tiempo.
- Ya veo – dijo sacando el celular distrayéndose por un momento.
- Quería saber si puedes atenderme.
- Veo que no separaste cita por WhatsApp, ni ningún otro  chat.
- Es que no tengo tu número, cambié de celular y lo perdí.
- Que estrés – dijo entrando, mire a Tatiana desconcertada, salió minutos después y le entrego dos tarjetas de presentación – aquí tienes, separen cita.
- ¿No puedes atendernos ahora?
- Son las dos de la tarde, atiendo de cuatro a nueve, previa separación de cita por algún medio de chat, las atenciones del día de hoy ya se apartaron y no puedo atender a nadie más.
- ¿No puedes hacer una excepción?
- No – bostezando – Me agoto mentalmente, mira, señorita, voy a clases desde las seis de la mañana hasta el mediodía, descanso de una a tres, trabajo de cuatro a nueve, hago trabajos de la universidad de nueve hasta que termino, a veces en madrugada… no hago excepciones con nadie porque me altera el horario, si me altera el horario, duermo menos, si duermo menos estoy de mal humor y si estoy de mal humor, puede que las lecturas salgan mal o que falle en los estudios… ¿entiende?
- Si, yo pensé… que podría hacer alguna excepción.
- La vida no es justa con nadie, menos con uno – dijo mirándome fijamente – no te preocupes vas a recuperar lo que se te robo.
Mire a Tatiana asustada.
- ¿Qué me robaron? – dije, tratando de pensar en otra cosa.
- ¡Ah? – dijo confundida – no lo sé… disculpa, estoy cansada – bostezando – tengo un turno pasado mañana a las siete, si quiere puede venir.
- Es que, es urgente.
- Todas las personas que vienen aquí dicen que es urgente.
- Mejor vámonos, no va a atendernos hoy – le dije a Tatiana.
- La lectura de cartas ya no cuesta diez soles, cuesta treinta soles ahora.
- Esta bien, nos separa una cita para el turno que hay de pasado mañana, por favor.
- Si, debe venir diez minutos antes de la hora para atenderla – dijo bostezando de nuevo - disculpa, me levanté de dormir y todavía no reacciono bien.
- Vámonos – le dije a Tatiana.
La tarjetita que me dio la guardé en el bolsillo.
- No me agrada – dije mientras caminábamos al paradero.
- Si, supe que ella no es muy buena haciendo amigos.
- ¿Por qué iría a atenderme con una mujer que no me agrada? - dije sin prestarle atención.
- Si no quieres no vayas, avísame mañana yo quiero leerme si no vas tú.
- Lo pensaré.
Subimos a un motocarro 
- Pero que mal nos trató – dije enojada – en serio, no sabe tratar a las personas, debe vivir amargada.
- Tiene un hijo pequeño.
- ¿En serio? ¿Y su padre?
- No lo sé, no le pregunté, solo vi a su hijo.
- Es rara.
- Uy, no te imaginas cuánto, siempre dice cosas raras.
- ¿Por qué lo dices tú?
- No lo sé, yo fui cuando termine con mi ex, quería un amarre y me explico porque no era factible hacerlo y me explicó todos los efectos que podría tener hacer un amarre, no le entendí.
- Me da curiosidad de todas maneras, si iré.
Los días que siguieron solo pude pensar en esa chica, atendí a un par de hombres más, pero estaba fuera de este mundo.
Cuando llego el día, fui a la dirección que había ido con Tatiana antes, ella estaba diferente, estaba peinada, llevaba un collar con una piedra color lila, y unos aretes de marihuana y sonreía al hablar.
- Hola – dijo sonriendo – pasa, siéntate – dijo indicando con la mano una puerta.
Pasé a la primera habitación de la casa, y me senté en una silla, había cuatro barajas sobre la mesa, ella entro después de mí, tarareando una sonata que no podía reconocer.
- Buenas noches, ¿es la primera vez que asistes a una consulta esotérica? – dijo inspeccionándome.
- Sí, estoy muy nerviosa, no sé por dónde empezar – dije frotando mis manos de los nervios.
- Mira, haremos esto, te voy a leer primero y luego, si quieres, me contarás lo que quieras contarme – dijo sonriendo.
- En realidad no deseo que me leas las cartas.
Ella me miró fijamente cambiando de expresión automáticamente.
- Bueno – dijo suspirando – aquí se viene a eso – dijo levantando una ceja 
- Yo necesito una amiga – dije con un nudo en la garganta – necesito contarle algo a alguien, pero no sé a quién – las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos sin que pudiera contenerme.
- Cálmate por favor – se estiro y agarró mis manos – está bien, mírame – la miré – ninguna cosa que una mujer haga por el bienestar de sus hijos es indigno, aun cuando una mujer se prostituye para mantenerlos es una mejor opción que robar.
- ¿Cómo te llamas?
- Soy Nina, bueno, es un diminutivo de mi nombre, en realidad soy Gianina, pero es una larga historia, en la universidad todos me dicen Nina – empezó a divagar en sus ideas – sabes juego mucho online y en las redes todos me conocen como Dama Oscura, lo cual también es una complicación…
Empecé a reír.
- ¿Mejor - dijo con una media sonrisa. 
- Si – dije sonriendo – eres muy divertida ¿hace cuánto te dedicas a esto?
- Unos dos años, más o menos.
- ¿Cómo aprendiste?
- Nací con un don especial.
- Quieres – dije mirando alrededor – ¿quieres ser mi amiga?
- Claro – dijo mirándome fijamente – podemos ser amigas.
- Quiero contarle mi vida a alguien, pero no sé cómo empezar.
Apoyo la cabeza sobre una mano inclinándose hacia un costado mirándome fijamente, suspiró.
- Sabias que la prostitución es un buen negocio cuando sabes sacarle provecho.
Me asuste.
- ¿Por qué me dices eso?
- Si, mira, actualmente existen páginas donde puedes crear una cuenta y los hombres que quieren tener un encuentro contigo, te escriben y arreglan como, cuando y donde…
Me puse nerviosa por lo que me decía, sentía que había investigado sobre mí.
- Es muy interesante la nueva ola que existe de jovencitas que disfrazan la prostitución con un termino tan vago llamado “Sugar Daddy” no es más que la transacción económica a cambio de sexo, ¿no crees que es interesante?
- ¿Por qué me hablas de esto?
- Yo… no lo sé, me vino a la mente el tema… lo que pasa es que escribo en una página en internet, escribo novelas.
- ¿Tienes muchos seguidores?
- Realmente no, en este momento solo mil seguidores, he investigado sobre el asunto y creo que tengo el tema ideal para mi próxima historia.
- ¿Cuál sería?
- Prostitución - dijo estirando los dedos alrededor de su cara.
Me reí.
- ¿Te resulta tonto? Me dijeron que podría pegar mucho y atraer más lectores.
- No… es que… yo pensé… nada.
- Estuve investigando sobre el asunto y creo que puedo hacer algo bueno, pero no quiero escribir historias vacías, quiero escribir sobre una persona que haya empezado en esta vida por razones fortuitas… conocí a muchas chicas que lo hacen porque quieren hacerlo, simplemente por dinero, me resulta que esa clase de mujeres no merecen una novela escrita por mi, yo quiero algo más intenso, algo que toque a la gente… 
- Quizá podrías escribir mi historia.
Me miro en silencio por un momento.
- ¿Crees qué tu historia es digna de una novela?
- Una novela mexicana, créeme, no encontraras a nadie que haya pasado por todo lo que yo pasé.
- Vamos a leerte las cartas – dijo cortante.
- Esta bien.
Empezó a barajar las cartas y me leyó, trate de que no descubra a que me dedico y mentí sobre varios aspectos de mi vida.
Cuando termino me miró fijamente.
- ¿Te avergüenzas de ti misma?
- ¿Por qué lo dices?
- Te voy a decir algo, yo soy una desconocida para ti, lo sé, pero, si no confías en la persona a quien le vas a consultar sobre tu futuro e intentas mentirle sobre la realidad, entonces esa persona no podrá ayudarte.
- No te mentí.
- Me vas a decir que ganas más dinero del que puedas gastar a diario, ¿limpiando casas?
Me sentí avergonzada.
- Mira, las personas mentimos, es normal, pero en estos años que he trabajado leyendo cartas, aprendí que las cartas no mienten.
- Es que…
- Si no quieres decirme a que te dedicas, no te preocupes, no te voy a obligar, estás en tu derecho, pero no me pidas que te siga el juego y más aún, no me pidas que vuelva a atenderte, las madres somos capaces de muchas cosas por el bienestar de nuestros hijos, lo que haces, no es vergonzoso, créeme, como te dije, conocí a mucha gente extraña en este consultorio, pero solo la verdad te hará libre.
- No sé cómo hablar de esto, yo, me siento muy mal.
- Empecemos buscando al culpable, ¿Cómo se llama ese hombre? Ese que no puedes mencionar.
- Derek Bunge, pero, ¿Cómo sabes que se trata de un hombre?
- La única razón por la que una mujer termina como tu estás ahora, dando manotazos de ahogado, gritando para que alguien te salve, es por causa de un hombre – hizo una mueca en la cara sonriendo – ¿Quieres contarme?
- Si, pero no me gustaría que me juzgues.
- Yo no te juzgare, pero si lo publicare en mi página, será muy divertido.
- Quiero contarte, porque quizá otras mujeres leen mi historia, podrían… no sé, salvarse.
- Es mi propósito, ¿Por dónde empezamos?
- Es que – un nudo se me hizo en la garganta – yo – empecé a llorar – me avergüenzo tanto de lo que soy y de lo que hago.
Ella se acercó a mí y se sentó en la mesa donde antes habían estado sus cartas y levantó mi cabeza con su mano mirándome fijamente
- Nunca bajes la cabeza – sus ojos eran penetrantes – nunca permitas que nadie te diga que vales menos, nunca te avergüences de lo que haces por mantener a tus hijos – me dio papel higiénico.
Suspiré, entonces se lo dije sin pensarlo dos veces.
- Soy prostituta, lo soy desde hace dos años, casi tres y quiero salir de este trabajo, pero es tan difícil. 
Ella empezó a reír a carcajadas.
- ¿Por qué te ríes?
- Lo sabía desde el día que te vi.
- ¿Por qué ese día no me atendiste?
- Nunca atiendo a nadie que aparezca sin sacar cita.
- ¿Por qué?
- No lo sé, un brujo me dijo que, si alguien aparece a leerse las cartas sin anunciarse antes, aunque sea por recomendación, no debo atenderle en ese momento, sino que debo decirle que vuelva otro día.
- ¿Por qué?
- Porque si realmente necesita la consulta, volverá, ahora, cuéntame tu historia.
- Por donde empiezo…
- Por el inicio y cuando termines, te callas - dijo ella sonriendo.
- ¿Nadie más vendrá?
- ya son las ocho y la persona que debía venir no apareció así que tenemos hasta las nueve, cuéntame porque de ahí decidiré si escribo sobre ti o no.
Aquel día, le conté a esa mujer desconocida mi vida, como conocí a Derek, como es que tuve que abandonar mis estudios, cuando estuve secuestrada en mi propia habitación y como es que logre escapar de él, le conté todo y ella me escuchó atentamente y sin interrumpir.
Cuando salí de aquella casa, me sentí más tranquila y relajada, me había dicho muchas cosas interesantes, sobretodo, que entre lagrimas el amor llegaría. 

Dama Oscura

lunes, 17 de mayo de 2021

MUERTA EN VIDA - CAPITULO IV

 Me desperté en la cama, aquella habitación que Tatiana me había brindado en su apartamento en el centro de la ciudad.

Mi celular sonó.

- ¿Aló?

- Señora María Rosa.

- Si, ella habla.

Definitivamente no era un cliente.

- La esperamos esta tarde en el juzgado trece, la sentencia por la solicitud de custodia de sus hijos ya se dictó.

En ese momento, mi mundo se paralizo.

- Mis hijos – murmuré.

- La esperamos.

- Iré hoy, gracias.

Tatiana estaba parada en la puerta de mi habitación.

- Eran del juzgado, ya resolvieron la custodia de mis hijos.

- ¿Y qué fue?

- No me dijeron.

- ¿Veras a tus hijos?

- No me dijeron.

- ¿Y qué te dijeron?

- Que vaya al juzgado trece.

- ¿Iras?

- Si… ¿me acompañas?

- Claro.

Aquella tarde el corazón, se me detuvo.

- Señora María Rosa, le hablo a usted.

- ¿Si?

- Puede usted hacerse cargo de todos los gastos de sus hijos.

- Yo… - dudando de lo que diría.

- ¿Tiene usted un medio probatorio de ingresos económicos? Necesitamos saber si sus hijos tendrán todo lo necesario para vivir en un ambiente sano y sin escases.

- Yo, yo, trabajare, voy a conseguir un empleo.

- Entonces, no posee un empleo en este momento.

- Sí, tengo empleo.

- Y puede decirnos a que se dedica.

- Yo… soy… empleada, yo limpio casas por horas.

- Y, donde planea llevar a sus hijos, usted no registra una vivienda propia.

- En este momento estoy viviendo en casa de una amiga, pero, estoy ahorrando mi dinero para poder comprar un lugar donde estar todos.

- Hemos revisado su record bancario y no registra ninguna cuenta de ahorros a su nombre.

- Yo, guardo el dinero en mi casa.

- Señora María Rosa, ¿comprende usted que, por los antecedentes de su anterior pareja, no podemos entregarle a sus hijos si no existe una seguridad de que podrá cubrir con todas sus necesidades?

- Si, lo entiende.

- Entonces, necesitamos que nos demuestre con documentos, sus ingresos, de lo contrario, no podrá llevarlos con usted.

- Entiendo.

- Bueno, sus hijos se quedarán en el albergue Santa Mónica, a partir de ahora usted podrá ir a verlos tres veces por semana por un máximo de dos horas diarias, dentro de seis meses usted debe venir y demostrar sus ingresos económicos para así poder entregárselos.

- Seis meses…

- Después de las investigaciones del señor Derek Bunge, se determinó que usted no tenía nada que ver en sus negocios, además que usted sufrió maltrato psicológico, físico y sexual, además que estuvo secuestrada por varios meses, el psicólogo ha determinado que usted tiene estrés post traumático por lo que vivió con su ex pareja y debe asistir a terapia.

- Entiendo.

- Señora María Rosa.

- Dígame – dije limpiándome las lágrimas que rodaban por mis ojos.

- Nosotros no somos sus enemigos, estamos haciendo todo lo posible por ayudarla y que pueda volver a vivir con sus hijos, pero debemos velar por el bienestar de los menores, ¿entiende eso?

- Si, entiendo.

- El señor Derek registra tres casas a su nombre, el juzgado ha determinado que las casas serán vendidas y usted recibirá el 30% de lo recaudado, le recomiendo que utilice ese dinero en comprar una casa para que pueda vivir con sus hijos, estamos velando por los intereses de los menores.

- Gracias señoría.

- Bueno, eso es todo señora, usted recibirá una llamada cuando se hayan vendido cada una de las casas, debe abrir una cuenta en el banco de la nación para que le puedan depositar el dinero que recibirá.

- Esta bien.

- Puede irse.

Salí del juzgado, Tatiana me esperaba afuera.

- ¿Qué paso?

- No me darán a mis hijos todavía.

- ¿Cómo es eso?

- Necesito ingresos económicos fijos mensuales para poder demostrar que puedo mantenerlos y no los tengo.

- Maldita burguesía, ¿no ven que tus hijos deben estar contigo? Te invitare a almorzar, vamos.

Nos subimos a un motocarro y nos dirigimos a un restaurante.

- Al menos podré ver a mis hijos.

- ¿En serio? ¿Cómo así?

- Están en el Albergue Santa Mónica, no… saldrán de ahí, pero podré ir a verlos.

- Bueno, al menos estarán bien cuidados y podrán ir a la escuela.

- Que dices Tatiana, son mis hijos, ya dos años que no los veo.

- Bueno amiga, todo va a mejorar, ves, la investigación sobre Derek determino que eras inocente y no fuiste a prisión.

- Pero el escapó.

- Bueno, pero ahora su cara esta en todos los controles de las fronteras, si intenta volver, seguro que lo meten preso.

- Sabes que descubrí después de encontrar el burdel.

- ¿Qué cosa?

- Varias muchachas, entraban ahí por voluntad propia, otras eran raptadas de su lugar de origen y traídas aquí, varias eran de la zona nativa y ni siquiera hablaban nuestro idioma, si se embarazaban, les practicaban un aborto, si se contagiaban de alguna ITS, eran trasladadas a otra casa donde iban hombres y hacían con ellas lo que querían, muchas terminaban en la web profunda, videos de violaciones grupales, muchas eran vendidas en línea y a pedido de las personas que pagaban por ellas les hacían lo que querían, les introducían por las cavidades objetos que… no puedo decirlo.

- Cálmate, todo eso ya paso.

- No entiendo cómo es que no me di cuenta de estas cosas.

- A veces no sabemos con quién andamos, mira mi novio de la universidad, sabias que la compañera que resulto embarazada en realidad esperaba de él y no del profesor de natación, me entere meses después.

- ¿Cómo te enteraste?

- No sé qué me paso, revisé su celular un día, nunca antes lo había hecho, descubrí sus conversaciones, quedé impactada, le reclamé, él lo admitió todo, además, me dijo que no estaba arrepentido.

- ¿Cómo así?

- Me dijo que no era la primera vez que lo hacía, que ya no me amaba y que si seguíamos juntos lo seguiría haciendo.

- Que horror, ¿Por qué no terminó el contigo?

- No lo sé, le di una bofetada y me fui del cuarto donde vivíamos, estuve en casa de una amiga unos días y luego descubrí la página que te enseñe, en un mes pude alquilar un cuarto y después me compre este apartamento.

- ¿Y la universidad?

- Claro que la termine, pero gano más aquí.

- Pero podrías hacer las dos cosas.

- Estoy bien así, ya me acostumbré.

- No serás joven por siempre.

- Ya lo sé, en su momento lo decidiré, quizá me case.

- Casarte, wow, es una interesante forma de pensar.

- Tu tranquila, las cosas van a mejorar.

- Seguro que sí, esperemos que si.

- Te cuento, conocí a una chica que lee las cartas, me dijo muchas cosas interesantes sobre mi futuro.

- ¿Y se cumplió?

- Si, hasta ahora todo lo que me dijo se está cumpliendo de uno en uno.

- ¿Cuánto cobra?

- Ese tiempo cobraba diez soles, ahora no sé.

- Pues pásame el dato, yo la buscaré.

- No recuerdo su número, pero si su dirección, si quieres te llevo después de almorzar.

- Vamos pues.

Después de almorzar salimos para la casa de la chica que dijo.


Dama Oscura

martes, 11 de mayo de 2021

MUERTA EN VIDA - CAPÍTULO III

 - ¡María! – gritaba Tatiana mientras me zarandeaba en la cama - ¡María! – seguía moviéndome.

- Que pasaa – dije estirándome.

- Tu celular va sonando como cinco veces mujer, ¿no piensas responder? Puede ser un cliente.

Agarré mi Celular y cuando estaba por entrar al registro de llamada volvió a sonar, respondí.

- ¿Aló?

- ¡María! Por fin respondes.

La voz de Jesús se escuchó al otro lado.

- ¡Dime! – dije bostezando.

- Ven al Pardo, te espero aquí, vamos a encontrarnos con unos cueros y necesito cinco chicas.

- ¿Cuánto hay para mí?

- Pues cien soles como quedamos, apúrate, ponte muy bonita.

- Está bien.

Colgué la llamada y me quité la ropa para ingresar al baño, Tatiana se acercó a mi curiosa.

- ¿A dónde vas?

- Conocí a alguien anoche, me pondrá los clientes.

- ¿Un chulo?

- Si, algo así - dije distraida.

- Mira, tienes que tener cuidado con eso.

- ¿Por qué?

- Los chulos suelen cobrar el doble de lo que le dan a una, cuando termines con el cliente, dale tu número y dile que, si quiere volver a verte, que te llame a ti directamente.

- O sea – dije saliendo de la ducha – si está pagándome cien soles, él está cobrando doscientos soles.

- Si, así es, si vas a trabajar con él, que sea por un tiempo hasta que consigas una lista de clientes, los que vienen a la ciudad varias veces al año son los mejores, siempre buscan compañía.

- Entiendo.

- Tienes que pintarte los ojos con una sombra más fuerte, el rosado no es llamativo.

- No quiero pintarme de manera exagerada.

- Tienes que, estarán en una discoteca, y lleva preservativos extra, a veces se ponen creativos.

- Estoy nerviosa – dije entrando en pánico - ¿No quieres acompañarme?

- No sé… ¿Cómo se llama tu chulo?

- Jesús.

- ¡Aah! Jesús, si lo conozco.

- ¿Y qué tal es?

- Te va a cuidar.

- El siempre procura que todas las chicas estemos cerca por si ocurre algo.

- No sé, ya me dio miedo.

- No te preocupes, no harás nada diferente a lo que ya haces, además, si le agradas a tu cliente tendrás propina, y será dinero extra por tu parte.

- ¿Entonces voy?

- Si claro, ve tranquila, igual cuando llegues al hospedaje me dices dónde estás y en qué habitación por si te demoras yo ya sé.

- Está bien.

Terminé de alistarme y salí directo al Pardo, di un par de vueltas alrededor de la pista y alguien me sorprendió por atrás, era Jesús.

- Ven aquí amiga.

Nos acercamos a una rueda donde había tres chicas más y cinco varones.

- Caballeros, les presento a una amiga.

- Soy Verónica – dije sonriendo, me acerqué a cada uno dándoles un beso en la mejilla.

- Son de Trujillo, vinieron a un proyecto de construcción en la ciudad.

Pronto se nos acercó otra chica, quien se presentó como Samanta, tomamos, bailamos, reimos, cantamos y cuando ya avanzaba la noche, los caballeros empezaron a retirarse cada uno con su chica, uno se acercó a mí.

- ¿Quieres venir conmigo?

- ¿A dónde?

Él se rió 

- A mi habitación.

- Oh, claro.

- Excelente.

Acompañé al hombre a su habitación, Jesús nos alcanzó en la habitación del hospedaje entré al baño, no había puerta, los escuche susurrar.

- Ya, ya, trescientos – dijo Jesús.

- ¿Qué? Me dijiste ciento cincuenta.

- Pero se quedará todo el tiempo que tú quieras, además mírala, es muy bonita y se ve que es muy cariñosa.

- Tiene hijos, seguro que tiene el cuerpo con arrugas.

- ¿Y eso que tiene que ver? Las madres son más tiernas, ya págame, o me la llevo.

- Si, si, está bien, espero que valga la pena.

- Tienes que soltarla en tres horas, entiendes.

- Si, ya sé.

- Nada de golpes, ni de embriagarla, mucho menos practicas extrañas que podrían hacerle daño.

- Ya sé – dijo hastiado – eres muy pesado.

- Ya me voy, disfrútalo. 

Jesús salió de la habitación.

- Oye, no te dormiste, ¿no?

- Aquí estoy – dije saliendo del baño sonriendo.

- ¿Quieres comer algo? Voy a pedir delivery.

- Ah… come lo que quieras.

- Si pido para mí solo, no te daré de mi parte, así que dime lo que quieras comer.

- Una hamburguesa.

- Está bien.

- ¿Qué quieres hacer? – dije dudando.

- Quiero comer primero, luego vemos, ¿Cómo te llamas?

- Soy Verónica – dije sentándome en la cama.

- Lindo nombre, soy Martin, mucho gusto.

- El gusto es mío.

- ¿Hace mucho te dedicas a esto?

- No, hace poco, nada más.

- ¿Por qué lo haces?

- Necesito mucho dinero, y necesito conseguirlo en muy poco tiempo.

- ¿Por qué?

- Necesito comprar una casa para vivir con mis hijos.

- Ya veo, entonces, cuando logres eso, ¿a qué te dedicarás?

- No lo sé, no he pensado en eso todavía, me gustaría poner un negocio y dejar este trabajo.

- Bueno – dijo sentándose a mi lado – dejemos las charlas tristes para otro momento.

- Está bien – sonreí.

- ¿Cómo te gustaría hacerlo?

- Como tú quieras, estoy para hacer lo que quieras.

El acaricio mi cara y empezó a quitarme la ropa… la puerta sonó, él se levantó y abrió, era la comida que pidió, la recibió, la puso sobre la mesa y se sentó en la cama de nuevo.

- ¿En qué estábamos?

Lo besé, mientras el sujetó mi cintura sacándome la blusa, empecé a desnudarlo yo también, nos echamos en la cama rozando la piel de nuestros cuerpos.

Intento penetrarme y lo detuve.

- El preservativo – murmuré.

Sacó un preservativo de un cajón que había en la mesita al lado de su cama y se lo puso rápidamente, se puso encima de mí.

Empezó a moverse de forma brusca y muy rápido besándome el cuello y el cuerpo.

El tiempo que estuvo encima de mi fue interminable, luego se detuvo.

- Ven arriba – dijo.

De un solo movimiento nos dio la vuelta en la cama y yo estaba encima de él.

- Muévete – dijo dando un suave golpe en mi trasero.

Empecé a moverme encima de él, mientras el disfrutaba el momento, tocando mis pechos caídos, cerrando los ojos, presionándome sobre él, estuve así por un rato.

- Ponte en cuatro – murmuró de nuevo.

Me bajé de él y me puse boca abajo en la cama, él se puso detrás de mi sujetando mi cintura con fuerza jalándome hacia él, lo hizo por un rato más, y luego me presiono con fuerza haciendo un gemido y luego relajándose.

Se acostó a mi lado y lo miré estirarse en la cama.

Entré al baño, oriné y luego me lave el cuerpo, salí y me puse la ropa.

- Hay una hamburguesa para ti en la mesa, y veinte soles para tu pasaje, ya le pagué a Jesús por tu servicio.

- Está bien – dije, terminé de vestirme, tome la hamburguesa y el dinero, llame a Jesús.

- Aló – respondió bostezando.

- Ya salí, ¿Dónde estás? Necesito que me pagues.

- Ya voy, no te vayas del hospedaje – dijo y colgó.

Esperé en la recepción por al menos quince minutos hasta que llegó Jesús, entró buscándome.

- Ven – sonrió.

- Hola – me acerque a él, me sujeto de la mano y salimos del hospedaje – toma – dijo dándome cien soles.

- Le cobraste trescientos soles.

- Tuve que pagar el consumo en el Pardo, es lo justo.

Me quedé mirándolo. 

- Está bien, mira, por ser la primera vez, te daré los trescientos soles - dijo sacando doscientos soles más - pero la próxima vez, es cien soles para ti, ¿entiendes?

- Quiero la mitad de lo que cobres.

- ¿La mitad? 

- Si, la mitad.

- Esta bien - dijo frotándose la cabeza - la mitad, pero no se lo digas a las demás chicas.

- Si, está bien.

Tomé el dinero y me subí al primer motocarro que pasó. 


Dama Oscura

lunes, 10 de mayo de 2021

MUERTA EN VIDA - CAPÍTULO II

 Cuando menos lo imagine, ya me había acostumbrado a la presencia de Cristina en la casa, sabía que era la amante de Derek y no me importaba, me pasaba horas, días enteros, planeando como saldría de esa casa con mis hijos…

Me miraba al espejo constantemente inspeccionando mi cuerpo… Parecía una anciana de sesenta años.

Lloraba largas horas lamentando mi situación, me sentía atrapada, quería librarme.

Una tarde, fui a visitar a mi madre, cuando me vio, se asustó.

Le conté todo, lo que había vivido todo este tiempo, lo que descubrí de Derek, lo que me estaba haciendo, sobre Cristina, todo, le conté mientras lloraba, ella me abrazo.

Entonces me dijo, que no podía ayudarme, el sueldo de mi padre no alcanzaba, se había endeudado con un préstamo que hizo para pagar una operación que ella tuvo y ahora cobraba la mitad, yo tenía muchos hijos, si fuera uno, o quizá dos, podrían recibirme, pero eran demasiados, muchos niños para criar, no había lugar en la casa, me dijo que lo lamentaba, pero… tendría que solucionar mis problemas yo sola, de cualquier forma, esto es consecuencia de mis propias decisiones.

Continué llorando en brazo de mi madre y ella finalizo diciendo “Encontraras la manera de solucionarlo todo, eres muy inteligente”.

*****

Y aquí estaba yo, en una aplicación para buscar clientes, vendiendo mi cuerpo, después del primero el segundo ya no fue tan difícil.

- Hola Carolina.

- Hola amor, ¿Cómo estás?

- Bien, extrañándote, ¿Puedes verme ahora?

- Sí, claro, dime donde te veo.

- Iré al hospedaje Afrodita.

Me levante de la cama para alistarme.

- ¿Vas a salir?

- Sí, tengo un cliente.

- Qué bueno, estas teniendo tres citas por semana, estas mejorando.

- Ya me estoy acostumbrando.

Tatiana era mi única compañía en estos momentos de amargura de mi vida.

Mis días eran monótonos, cada día me levantaba y hacia mis cosas en el departamento, como Tatiana y yo nos desvelábamos dormíamos hasta tarde, cocinar era cosa mía, ella lavaba los platos, y al llegar la noche, revisar la aplicación de citas para ver si algún potencial cliente había escrito.

En ese momento, mientras me alistaba para ver a este cliente nuevo, me di cuenta que mi vida estaba yendo sin rumbo.

¿Es que acaso todo acabo para mí?

No podía creer que estaba considerando que mi vida había acabado, yo, tenía la universidad, estaba por terminar mis estudios… ya no recordaba nada de lo que había estudiado.

¿Es esto realmente la muerte?

No encontrarle sentido a la vida, vivir con desgano y con el alma rota en pedazos.

Me baje del motocarro y entre al hospedaje, ya había ido ahí varias veces y el empleado me conocía, pase directamente a la habitación.

- Hola Carolina – dijo aquel hombre cincuentón al verme – estas hermosa hoy.

- Siempre me alegra verte amor – respondí.

Este sujeto siempre pagaba servicio de dos horas, pero solo era para echarnos en la cama a ver televisión, alguna película que estén pasando en ese momento y cuando termine coger por cinco minutos, no duraba mucho.

Le gusta que lo abrace y que estemos echados en la cama, para mí era dinero fácil, dinero muy fácilmente ganado.

Era muy obeso y su pene era muy pequeño, aunque yo siempre le mentía diciendo que era un toro en la cama y gemía como loca los pocos minutos que se ponía detrás de mí.

A los hombres les gusta mucho tener a las mujeres en cuatro y darles así.

Para mí era mejor porque entonces no los tenía encima mío sintiendo su asqueroso olor.

Hay algunos hombres que se bañan bien antes de verme, pero hay otros que no se bañan y les apesta la verga.

Es muy molesto que los hombres no se bañen, entonces debo de manera delicada llevarlos a bañar, Tatiana me enseño las formas que podemos hacer que los hombres se bañen antes de coger con ellos, aunque encontré algunos tan ansiosos que no quieren escuchar mi petición y quieren hacerlo así.

Siempre he usado preservativos, hubo un hombre que quiso pagarme el triple por hacerlo sin condón, pero lo rechace, me dijo que estaba muy enamorado de mí y quería hacerme únicamente suya, no como un cliente más, sino piel con piel, al natural, lo rechace siempre, Tatiana me advirtió mucho de estos hombres, las enfermedades en la ciudad de Iquitos son muy altas y podría contagiarme de cualquier cosa, la sífilis es una enfermedad muy común aquí.

- Ven aquí amor – dijo dándome una suave palmada en la nalga mientras se acomodaba echado.

Sonreí y saque un preservativo, le chupe la verga como siempre hacia y se lo puse, lo tenía bien parado y me senté encima, este era diferente, este solo quería que yo me ponga encima suyo y “disfrute” de él, claro que no duraba mucho, mientras yo me muevo encima de su verga el me frota todo el cuerpo con las manos, sujeta mis tetas, me frota todo, me sujeta las nalgas y en diez minutos o menos, me presiona sobre si y gime, entonces yo también me muevo mucho gimiendo, me sujeto las tetas y me muerdo los labios… él tiene su virilidad de vuelta, yo tengo mi dinero.

Me paga cien soles por las dos horas, él era uno de mis primeros clientes, pese a que había subido la tarifa por hora a ochenta soles, le seguía cobrando a él cincuenta soles la hora.

- ¿Estas disponible?

A penas terminé de bañarme el teléfono sonó, lo revisé y respondí.

- Hola amor, voy a donde tú quieras, cobro ochenta soles por hora.

- No quiero pagar por hora, quiero pagar por sesión, ¿Cuánto cobra?

Nunca nadie me había pedido que le cobre por sesión, le escribí a Tatiana y ella me dijo que le cobre cien soles.

- Amor, una sesión sin hora fija cuesta cien soles.

- Está bien, ven al hospedaje Kamasutra.

Me despedí de mi cliente quien me dijo que me escribirá la siguiente semana como siempre, salí del hospedaje y me subí al primer motocarro que encontré.

Llegue al hospedaje y toque la habitación que me indico.

- ¿Cómo llamas?

- Soy Carolina amor – dije entrando.

- Soy Héctor, entra.

Otro viejo y gordo… estos me abundaban.

- Treinta y un años.

- Eres bonita, vamos a la cama, quiero que primero te saques la ropa lentamente para mí, luego me vas a quitar la ropa a mí, me vas a lamer el cuerpo y me lo chuparas, luego de voy a follar.

Me quede en silencio sin saber cómo reaccionar.

- ¿Algún problema?

- Es que, nunca me habían pedido algo así.

- No te preocupes, no te hare daño, no me gusta golpear.

- ¿Ya se bañó?

- Si, antes de salir de mi casa, vamos, empieza, solo tengo cuarenta minutos.

Me quite la ropa lentamente mientras él me observaba fijamente, cuando quede totalmente desnuda el hizo un gesto de asco.

- ¿Tienes hijos?

- Si, ¿Por qué?

- Maldita sea, pensé que eras doncella… no me gustan las mujeres que tienen el cuerpo desgastado por el embarazo… vístete.

- ¿Cómo?

- ¡Que te vistas carajo! – grito.

- Está bien.

Agarré mi ropa y empecé a vestirme.

- Maldición, debí preguntar eso antes de hacerte venir, toma para tu motocarro – aventó un billete de cincuenta soles, lo agarre rápidamente, termine de vestirme y salí, casi corriendo de ahí.

No estaba completamente segura de lo que había pasado.

Empecé a caminar por la avenida 28 de julio lentamente pensando…

Encontré una plaza y me senté en una banca, había caminado mucho, empecé a llorar, no podía creer lo que me había pasado…

- ¿Se encuentra usted bien?

- Si – dije sin levantar la mirada.

- ¿Necesita ayuda?

- No, gracias, déjeme sola.

- A veces la vida no es como uno espera – dijo sin hacerme caso – una tiene que ser fuerte y enfrentar la vida con valentía, si haces las cosas equivocadas por el motivo correcto, todo saldrá bien al final.

Levante la mirada y observe a un travesti alto, musculoso, con maquillaje exagerado, parado delante de mí.

- ¿Por qué me dices eso?

- Esa forma de vestir la conozco muy bien… ¿alguien te hizo algo que no quisiste?

- No, nada de eso…

- Si quieres, puedes contarme lo que te paso.

- ¿Cómo te llamas?

- Jesús.

- Yo soy María Rosa.

- ¿Es tu nombre clave o tu nombre real?

- Mi nombre real, a veces olvido que me llamo así.

Jesús se sentó a mi lado.

- Cuéntame, ¿Qué te paso?

Le conté a Jesús como me sentía en ese momento, lo que me había pasado con aquel sujeto y el me animo, luego me dijo que él tenía contactos importantes y que podía ayudarme, que si yo quería, podía ganar mucho más dinero, además que nos iríamos de fiestas a los lugares más lujosos de la ciudad le dije que podría probar un tiempo y si mis ganancias aumentaban pues trabajaríamos juntos, me dio su número y lo apunte, me dijo que el solo trabaja los viernes y sábados, ya que son días de fiesta en la ciudad que el resto de la semana hiciera lo que quiera pero que esos dos días debía estar con él, era viernes cuando lo encontré así que al día siguiente lo vería.

Acepte, me acompaño hasta el motocarro y se despidió de mí, me dijo que duerma bien antes de salir porque será una noche muy larga.

Dama Oscura

domingo, 18 de abril de 2021

MUERTA EN VIDA - CAPÍTULO I

Cuando haz caído al fondo del pozo y estas totalmente enlodado, tienes dos opciones, hundirte en el fango hasta morir o escalar y salir… de todas maneras, más bajo no puedes caer.

En el periodo que viví con Tatiana, antes de poder tener a mis hijos conmigo, ella me enseño cosas básicas sobre ser una dama de compañía; como contactar con los clientes, como tratarlos, que decirles cuando estoy con ellos, todas estas cosas que una debe saber para dar una buena atención.

Ser atenta, cariñosa y coqueta eran cosas primordiales, me compre muchos encajes, baby dolls, me tome fotos provocativas, me preparé mentalmente para hacer esto… pero, en realidad, una nunca esta totalmente preparada para todo lo que le toca vivir en este mundo.

Me registre en algunas aplicaciones que me sirvieron para contactar mis primeros clientes y publique fotos mías en los trajes que compre, empecé a ir al gimnasio para poder mantener mi cuerpo en forma, después de tantos embarazos casi seguidos, mi cuerpo era una masa de carne derramada que no estaba para nada firme.

Mi primer cliente, fue un hombre que me contacto por una página, yo me registre en todas (tres en total) con el seudónimo “Carolina” me compre un celular prepago y abrí una cuenta de Facebook donde solo publicaba fotos de mi cuerpo en trajes sensuales donde no se veía mi cara, solo mi cuerpo, el cuerpo de “Carolina” procuré que mi familia no se entere de lo que estaba haciendo con mi vida, que no encontré otra salida más que esta, quizá fue desesperación, quizá fue la rabia que me consumía por dentro por lo que Derek me hizo, quizá fue la intención oculta de querer lastimarlo, guardaba dentro de mí la idea de que él, alguna vez, me quiso, que volverá pidiendo perdón, que me buscara, que volverá a ser como al principio, cuando él me amaba… pero ese día no llegaba, entonces decidí que lo haría, me revolcaría con cuanto hombre me ofreciera dinero y dejaría que él, de alguna manera, se entere.


*****


- Maldita sea – grito Derek cuando me vio llorando – no entiendes que tienes que hacer lo que yo te digo, quítate la ropa mujerzuela.

- Vamos amor – dijo Cristina con voz dulce y venenosa que la identificaba – pese a todo, es la madre de tus hijos.

- Tú me vas a dar más hijos – dijo Derek besándola con esa pasión con la que antes me besaba a mí – vamos a ser muy felices juntos.

Yo lloraba desconsoladamente al ver esta escena, estos dos… desgraciados… arruinaron lo que alguna vez fue mi mundo feliz, desde que esa mujer apareció en nuestras vidas…

- ¡LAME! – grito Derek, mientras Cristina abría las piernas, completamente desnuda.

- No quiero – murmuré apenas levantando la mirada.

- ¡TU HACES LO QUE YO TE ORDENE, MALDITA SEA!

Derek me agarro de los pelos y me acercó a Cristina a la fuerza, podía olerla, ese olor a pescado podrido que nunca se borrará de mis recuerdos, pude ver su vagina chorreante del semen que Derek había dejado ahí mientras me obligaban a verlos cogiendo.

- Y mucho cuidado con los dientes – murmuro Derek en mi oído mientras jalaba mi pelo.

Me acerqué al cuerpo de Cristina y metí la lengua, aguantando la respiración, me dio mucho asco, era como si no se hubiera lavado por varias semanas, apestaba, mi lengua sacaba de ella unos grumos que asumo era semen endurecido mezclado con su flujo vaginal, lo hice por algunos minutos y Cristina puso sus piernas encima de mis hombros, lo estaba disfrutando, la escuchaba disfrutarlo, entonces, metí mi dedo dentro de ella primero despacio, luego rápido, Derek me jaló de los pelos tirándome al piso y se introdujo en ella, pude escucharlos gemir como cerdos, corrí al baño y vomite.

Lloré, lloré lamentando mi suerte, pensando en que es lo que pude haber hecho mal, en que momento mi vida se arruinó, pero nunca encontré respuesta, quizá fue el día que decidí no tener más hijos con Derek, quizá fue el día que decidí escuchar a Mercedes y descubrí el “negocio” de mi marido… Quizá fue el día en que Cristina y Derek se encontraron en este mundo…

En mi cabeza no encajaba esta idea, ¿en qué momento todo cambio de manera tan radical?

Mis lamentos eran solo míos, mientras mis hijos no supieran mi sufrimiento, todo estaba bien…


*****


- ¿Cuánto cobras? – pregunto aquel hombre interesado en una sesión conmigo.

- Cincuenta soles – respondí esperando que me rechace como otros que preguntaron el precio.

- ¿Qué incluye?

- Oral y vaginal, con preservativo.

- Está bien, estoy en el hotel Fizcarrald, ¿conoces?

- Si, conozco.

- ¿Cuánto tiempo te demoras en llegar?

- Treinta minutos en promedio.

- Está bien, te espero.

Me maquillé, me puse un baby doll debajo de la ropa holgada y salí del departamento, Tatiana me ayudó, en este tiempo, Derek aun tenia a mis hijos con él, yo vivía con Tatiana en su departamento y debía ayudarle con los gastos de la casa, ella me aseguró que el trabajo no era nada difícil, después de todo lo que me hizo Derek, ¿qué cosa peor podría pasarme?

- Estoy en recepción – escribí en el texto.

- Ya bajo.

El bajó, me sonrió y me dijo que suba.

Subí a su habitación en el segundo piso, el cuarto era bonito, la cama tan suave y con un olor a limpio…

Tenía su ropa en una maleta y en una mesa cerca de su cama una laptop, puso música suave.

- Quítate la ropa – ordenó.

Me quite la ropa mientras el encendió un cigarro y me miraba, me quede con el traje de encaje que me había puesto.

- Desnuda – dijo.

- No… yo… tengo vergüenza.

- ¿Por qué? ¿Acaso no haces esto todos los días?

- Yo… no es eso… no quiero.

- Te estoy pagando, te quiero desnuda - levantó la voz.

Me quité el encaje y mis tetas caídas y flácidas se dejaron ver primero, luego mi barriga, yo me tape la cara.

- Ya veo, no eres doncella, por eso cobras tan barato…

- Lo siento, si no te gusta lo que ves.

- Nada de eso mujer, me gusta lo que veo, una mujer real, ven acá, chúpamelo.

Se quitó el pantalón y lo tenía totalmente parado, me acerqué y abrí la boca cerrando los ojos, era de tamaño regular, el hacía sonidos extraños de placer mientras se lo chupaba.

- Ponte en cuatro en la cama.

Me alejé de él y me subí a la cama poniéndome en cuatro, él se puso el preservativo y luego se puso detrás de mi metiéndolo con fuerza, después de al menos unas veinte pujadas me apretó con sus manos gritando exageradamente gimiendo muy apasionadamente, se salió de mí y me dio un billete de cincuenta soles.

- Te llamaré otro día – dijo entrando al baño – vete.

Me senté en la cama, confundida, no estaba segura de lo que acababa de hacer, mi primer cliente no fue malo conmigo, solo fue poco empático.

Me vestí rápidamente, tomé el dinero y me fui.

Me subí a un motocarro en dirección al departamento de Tatiana y apenas el motocarro dio vuelta la esquina empecé a llorar, lloré desconsoladamente, lloré con rabia, con cólera, lloré limpiándome la cara a cada lágrima que salía de mis ojos, me sentía asquerosa, “ahora soy una puta” era lo que me repetía en mi cabeza todo el camino.

Me bajé del motocarro, entre al departamento y me encontré cara a cara con Tatiana.

- Estuve esperándote ansiosa, cuéntame todo, ¿Cómo es él?

- Necesito bañarme – dije empujándola.

- ¿No te bañaste allá?

- No – dije.

Entre al baño casi evadiéndola y ella me siguió.

- La próxima vez, al menos lávate y orina.

- ¿Por qué debo orinar?

- Debes orinar después de cada encuentro sexual o te dará una infección urinaria y eso duele mucho.

- No lo sabía, para la próxima lo haré.

- ¿Y cómo estuvo? ¿Cómo es él?

- Pues… no sabría decirlo, él es blanco, muy alto, como de uno setenta, ojos cafés.

- ¿Te fijaste en sus ojos?

- Si, era lo que más resaltaba de él.

- ¿Cómo te trató?

- Pues no lo sé, él me vio, me dijo que me desnude completamente.

- Te dije que no te quites toda la ropa, por tus tetas y tu barriga.

- Él me pidió que lo hiciera que me está pagando.

- ¿Qué te dijo cuándo te vio?

- Que soy bonita.

- ¿En serio?

- Si, cuando terminamos me dijo que me volverá a llamar.

- Eso es excelente, significa que le gustaste.

- No lo sé… él, termino y me dijo que me fuera.

- Es normal, te contratan para que los complazcas, no para complacerte tú.

- No pensé que fuera así, realmente, o sea… pensé que yo también la pasaría bien.

- Te acostumbrarás… lo que debes hacer, es tomar el control de la situación y follártelos tú, no dejar que ellos te follen.

- ¿Cuál es la diferencia?

- En la primera, tú haces lo que quieras, en la segunda, ellos hacen lo que quieran.

- Me siento muy mal.

- ¿Por qué?

Salí del baño y la miré triste.

- Ahora soy una puta.

- Somos, unas putas - dijo sonriendo - tranquila, esa sensación la tuve yo también, el proceso de aceptación es diferente para todas.

- ¿Segura?

- Si, el dinero que cobres hará que te olvides de eso, ¿Cuánto te pago?

- Cincuenta soles.

- Nada mal para tu primera vez, venga, tranquila – dijo abrazándome – hay que pensar en lo que se viene, recuerda, mientras nadie sepa a qué te dedicas, eres una mujer digna y honorable.

- Está bien - sonreí. 


Dama Oscura

lunes, 12 de abril de 2021

MUERTA EN VIDA - PRÓLOGO

- Esotérica Gianina, buenos días.

- Hola, ¿me puede atender hoy?

- María Rosa, ¿Cómo estás? Déjame ver mi horario…

- ¿Me llamas entonces?

- No cuelgues, ahora te digo… tengo un espacio a las ocho de la noche.

- Si, iré a esa hora, gracias…


En la noche.


- Pasa, pasa – dijo Gianina sonriendo - ¿Cómo te ha ido? Hace tanto que no vienes.


Entre a ha habitación y me senté.


- Me siento muy mal amiga, me estoy muriendo por dentro, el corazón me duele, esta vida miserable que llevo, quiero huir pero no encuentro salida.

- Ay cálmate, el amor duele mucho, pero pasa pronto, ese hombre volverá a ti, ya lo verás y si no, alguien mejor vendrá.

- ¿Cómo sabes que se trata de un hombre?

- Las mujeres solo lloramos por una razón, un hombre, que de eso lo que quede duda.


Después de leerme las cartas.


- Todo es culpa mía, por dedicarme a esto…

- No, no, cálmate, no eres culpable de nada.

- Pero mira lo que pasa, no me responde el celular, no sé qué hacer…

- Mira, los dioses nos ponen a cada uno en el lugar que debemos estar y nosotros decidimos cuál de las opciones tomamos, tu decidiste según tus necesidades, tenías que mantener a tus hijos y ningún trabajo era lo suficientemente permisible para que puedas ver a todos tus hijos, tenías que tomar una decisión y estabas desesperada.

- Es mi culpa – empecé a llorar.

- Si te sientes tan culpable, cambia de trabajo - dijo dándome papel higiénico. 

- ¿Y qué haré?

- Terminar la universidad, te falta un año ¿no?

- Si… pero… hace tanto de eso…

- Si quieres la oportunidad de terminar la universidad – dijo ella encendiendo una vela – dila tres veces y apaga la llama.

- ¿Es un hechizo?

- No…

- ¿Cómo sabes que se cumplirá lo que pida?

- Si lo deseas realmente, sopla.

- Quiero estar con él…

- Ningún hombre quiere estar con una mujer que se acueste con otros hombres en su ausencia, puede esta mujer acostarse con cien hombres antes de estar con él, pero mientras seas su mujer, te quiere solo para él, ¿entiendes?

- Si, entonces, ¿qué hago? Quiero recuperarlo.

- A ver, este hombre, esta desorientado, no es que él no te ame, el es un hombre muy importante y piensa en su imagen publica, pero si cambias de vida, si terminas la universidad, puede ser que la situación cambie.

- ¿Crees que vuelva?

- Tienes que cambiar tu estilo de vida primero, vamos, sopla – susurro – apaga la llama y todo en el universo se alineara para que logres tu propósito.

- ¿Cómo sé que es la oportunidad?

- Cuando llegue el momento, lo sabrás – dijo sonriendo.

- ¿Cómo funciona esta magia?

- Solo apaga la llama.

- Es que no lo entiendo.

- Bueno ya que no lo quieres – dijo apartando la vela.

- Espera, si lo haré, ¿no es peligroso?

- Para nada.

- Pues, deseo terminar la universidad, deseo terminar la universidad, deseo terminar la universidad – sople - ¿Ahora qué?

- Ahora la consulta terminó, te leí las cartas, conversamos un largo rato, me debes treinta soles por la lectura y no te cobro por los consejos - sonriendo - las cosas se alinearan de tal forma de que puedas terminar la carrera, no te preocupes.

- ¿Qué hago?

- Te cuento una historia.

- Cuéntame.

- Un hombre rezaba a dios, por favor que gane la lotería, por favor que gane la lotería. Aquel hombre rezaba todos los días.

- ¿Y ganó la lotería?

- Un día dios se le presento en sueños y le dijo, Por favor, compra un boleto de lotería.

- ¡Oh!  – me reí – Entonces para terminar la universidad, debería ir a la universidad a matricularme.

- Al menos procura averiguar cuanto te costara volver a estudiar para que termines la carrera.

- Lo haré, gracias.

- Cuídate María, ya no llores, todo va a mejorar.

- Está bien, en serio gracias por atenderme hoy.

- No es nada, todo saldrá bien, ya lo verás, vuelve pronto - dijo sonriendo.


Dama Oscura

domingo, 10 de enero de 2021

TELARAÑA DE MENTIRAS: CAPÍTULO XVIII - FINAL

 - Debes ir a la comisaría - dijo Tatiana para convencerme - si no lo enfrentas ahora, no recuperarás a tus hijos nunca.

- Tengo miedo, él... me dijo que se los llevará lejos si intento hacer algo.

- Yo tengo un amigo, que puede impedir eso - sonrió. 

Tatiana sacó el celular y empezó a enviar mensajes de texto.

- Si vamos a la comisaría ahora, podrás tener a tus hijos cuando terminemos.

*****

- Déjeme entender esto - dijo el oficial - haz vivido todo este tiempo con un proxeneta, ¿y no lo denunciaste sino hasta ahora?

- Como le dije, yo no sabía a que se dedicaba el, lo veía salir, me decía que tenía negocios, yo no lo supe hasta que me lo dijeron.

- ¿Y por qué no denuncio cuando se enteró?

- Él me encontró en su local, me encerró en mi habitación en el segundo piso de la casa y no pude salir de nuevo.

- Pero tuviste un hijo, ¿por qué no se lo dijiste a la asistenta social?

- Tenía  miedo.

- ¿De qué? Era su oportunidad.

- ¿Por qué me acusa? Yo soy la denunciante y la mayor afectada, viví todos estos años en una burbuja de mentiras, descubrí que mi marido no era quien dijo ser, fui golpeada, violada, estuve secuestrada en mi propia casa y vivía bajo la amenaza de perder a mis hijos si decía algo aún ahora, mientras hablo con usted, el podría estar llevándolos lejos.

- Mientras usted habla conmigo, estamos realizando dos operativos para capturar a todos los socios de su marido en la dirección que dio y estamos buscando a su marido en la casa, sus hijos fueron entregados alguna asistentas social y le serán entregados en un par de días, todos los bienes del señor serán incautados.

- ¿Capturaron a Derek?

- Lamentablemente, llegamos primero a su local y le avisaron del operativo, él huyó de la ciudad.

- Vivimos en una isla, no hay carreteras.

- Tenía un helicóptero esperándolo en el viejo aeropuerto, fue rápido, en cuestión de una hora ya estaba fuera de la ciudad, ¿sabe a dónde pudo ir?

- La verdad no.

- Pues entonces señora, es todo por ahora.

- ¿Y mis hijos?

- Pasaran con un psicólogo y luego se encontrarán.

*****

Cuando me entregaron a mis hijos, los llevé a nuestra nueva casa.

Con el tiempo, con el trabajo que tenía, fui comprando las cosas que necesitábamos, mi hija mayor me ayudaba a cuidar a sus hermanos, procuraba salir cuando todos estuvieran dormidos, ninguno sabia a que me dedicaba, aún ahora no lo saben.

*****

Lleve a mis hijos al hospital regional para que pasen consulta médica.

- Hola, ¿como te llamas?

- Soy María Rosa.

- ¿Son tus hijos?

- Si, todos ellos.

- Eres muy hermosa, tu esposo es muy afortunado.

- No tengo esposo el... se fue.

- ¿Los dejo?

- Algo así - sonreí. 

- Debo irme, me gustaría hablar contigo otro día.

- Yo... no lo creo, no.

- ¿Por qué?

- Yo... soy dama de compañía.

- ¿Por qué haces eso?

- Cuando el padre de mis hijos se fue, estaba desesperada, nadie me daba trabajo y una amiga me dio la idea, no me quedó de otra.

- Aún así, dame tu número.

- ¿Para qué?

- Para conversar, salir, o contratarte.

- Esta bien... toma.

- Me llamo George, por cierto.

Se fue, cuando salí del hospital, recibí un mensaje de él.

Empezamos a conversar cada día durante un año, por mensajes de texto y llamadas.

George trabajaba en la Plus Petrol, cuando llegaba a la ciudad salíamos.

Durante un año, nunca me tocó, ni siquiera me besó, pero me confesó su amor.

Yo ya estaba muy insegura después de todo lo que me pasó con Derek, pero George me hizo perder el miedo y volví a confiar que podría encontrar el amor, con él, volví que sentir que mi vida cobraba sentido.


Esta historia, continuará...


Dama Oscura

lunes, 28 de diciembre de 2020

TELARAÑA DE MENTIRAS: CAPITULO XVII

 - Ahora - dijo Derek cuando llegamos a casa - que te ligaron, ya no puedes tener más hijos, no habrá más problemas con intimar.

- Derek - murmuré - el corte que me hicieron, aún me duele.

- Esta bien - dijo sonriendo - vamos a esperar, cuando te sientas mejor, cuando te recuperes, todo volverá a ser como antes.

- Derek, yo... quiero terminar la universidad, me faltan dos ciclos...

- Pero si aquí tienes todo lo que necesitas, te compro ropa, hay comida en la nevera, tienes una empleada que se ocupa de la casa, puedes hacer lo que quieras, incluso, si quieres dinero, te daré una tarjeta de crédito, para que te compres lo que quieras.

- No se trata de dinero, Derek, yo quiero terminar la carrera para poder trabajar.

- ¡Nunca dejaré que trabajes! - gritó. 

Me quedé mirando a Derek en silencio.

- ¿Para que quieres trabajar? Seguramente tienes otro marido allá afuera a quien quieres ver...

- ¿Qué dices? Yo no tengo a nadie.

- Entonces, ¿a dónde quieres salir? Tu solo debes salir conmigo y estar conmigo, ocúpate de mi, de mis necesidades, no quiero que salgas y que otros hombres te estén mirando.

- Porque quiero tener algo que hacer. 

- Ocúpate de tus hijos.

- Cuando nos reunimos dijiste que podría estudiar luego, me falta un año para terminar.

- Eso era antes, ahora las cosas cambiaron.

- ¿Que cambió Derek?

- Tu sabes muy bien que cambió.

Agarro sus llaves y salió a la calle.

Los días que vinieron la situación empeoró para mí.

Empezó a golpearme cada vez que yo me negaba a acostarme con él, y se le hizo costumbre, Cristina empezó a dormir con nosotros y él se acostaba con las dos, un día, me obligó a lamerle después de que el termino dentro de ella.

Cristina se embarazó y era la nueva "señora" de la casa.

Yo quedé relegada.

Me miré al espejo, estaba gorda, arrugada, se me habían caído varios dientes, los pechos caídos, mi barriga colgaba, empecé a llorar desconsoladamente,  no me reconocía en el espejo.

Un día descubrí a Derek y Cristina teniendo sexo en la sala, mientras Mercedes había llevado a los niños a uno de los cuartos, me enfureci y la jale de los pelos.

Derek me boto de la casa y me dijo que me largue.

Me fui a la casa de Tatiana, no la encontré, resulta que se había ido a vivir sola, había terminado con su novio, me fui a buscarla en su departamento y ella me dejo quedarme con ella.

Me contó que tenía un trabajo y que podía entrar yo también, me contó que era "dama de compañía" que tenía que registrarme en una pagina y colgar unas fotos mías. Que los hombres que llegaban a la ciudad me escribirán y estarían conmigo a cambio de una tarifa que yo misma pondría, me pareció una buena idea.

Ella me acompañó al gimnasio, quise volver a la universidad pero los costos de reingreso eran muy altos u encima tendría que pagar mensualmente por haber dejado tantos años la carrera.

Me faltaba un año, pero me importaba más mis estudios. Me metí a trabajar en lo que me dijo Tatiana, a veces salíamos juntas. 

Y con esto termine de morir, Derek mato todo lo bueno que había en mi y solo me dejo un sentimiento de vacío y decepción de la vida que no podía llenar, un año después pude comprar un terreno y construi una casa, pensando en mis hijos, porque no los dejaría con Derek.

Cuando tuve todo preparado, fui a la comisaría y denuncié que un prostíbulo funcionaba en Nanay y quien era el jefe.

Derek huyó del pais, Cristina y sus hijos se fueron de la ciudad y se quedaron con una pequeña fortuna que les dejo Derek.

Yo me quedé con mis hijos quienes vinieron a mi con ropa encima, no me importó, tenía a mis hijos otra vez.


Dama Oscura

martes, 24 de noviembre de 2020

TELARAÑA DE MENTIRAS: CAPÍTULO XVI

 Mientras me llevaban a la sala de operaciones del Hospital Regional, donde me realizarían una cesárea y de paso me ligarian, sujete el brazo de la enfermera que iba a mi lado sujetando el suero.

- Ayuda... me - dije antes de cerrar los ojos.

Un agudo dolor en el vientre me despertó, me quejé suavemente, una enfermera se acercó a mi.

- ¿Como se siente? - preguntó la enfermera controlando mi temperatura.

- Mi bebé - dije sin hacer caso.

- El médico vendrá a verla en breve y le explicará todo.

- Mi bebé - murmuré de nuevo.

- No debe moverse - dijo la enfermera - debe estar en posición horizontal por la anestesia, su esposo autorizó la ligadura de trompas.

- Me siento mareada - murmuré.

- Perdió mucha sangre durante la cesárea.

- ¿Donde esta Dereck?

- Señora, necesito hacerle unas preguntas, si no fuera molestia.

- Esta bien - murmuré.

- Señora, ¿usted ha sido golpeada por alguna persona de su entorno?

Mire a la señora que me miraba, de manera inquisidora, en silencio, con un lapicero en la mano izquierda y un formulario en la mano derecha.

Entro Dereck a la habitación. 

- Mi amor - dijo suspirando - estaba tan preocupado por ti - se acercó, me acaricio el pelo y me besó la frente - los niños quedaron asustados en casa, creen que te paso algo malo, yo les dije que volverás en seguida.

- Señor - dijo la mujer que estaba sentada a mi lado - soy Carol, la asistenta social, necesito conversar un momento con su esposa, si puede salir para poder conversar con ella.

- Si, disculpe.

Dereck se acercó a mi y presionó su cara sobre su frente.

- Los niños te están esperando amor - dijo luego me miró y pude notar en su mirada que el sabia a que había ido esa mujer a conversar conmigo, salió de la habitación.

Mire a la mujer y empecé a llorar.

- Señora María Rosa, si usted está sufriendo de alguna manera en casa, dígame ahora, la vamos a ayudar.

- No - dije poniendo mi mano en mi boca - nadie me hace daño.

- La han insultado, o dicho de alguna forma para hacerla sentir menos.

- No, mi marido... es un hombre muy cariñoso.

- La obligaron a hacer algo que no quiso...

- No, claro que no, a mi me cuida mucho... mi marido...

- Señora María Rosa, no tenga miedo... la vamos a ayudar, si usted habla ahora, estará protegida, vamos a llevar a sus hijos a donde la llevemos a usted y estarán juntos.

- Mi marido es el hombre ideal, me cuida mucho, me ama, vela por mi bienestar, ¿de donde saca todo esto?

- Se han observado, algunas marcas en su cuerpo, que los médicos piensan que necesita ayuda...

- Estoy perfectamente bien - dije mirándola fijamente.

- Esta bien... usted puede acudir a la comisaría más cercana a su casa en caso de necesitarlo y la ayudarán, con lo que sea que necesites.

- ¿Donde está mi bebé?

- El médico le informará en breve, recuerde que no esta sola.

La mujer se fue de la habitación, y me quedé sola por al menos un minuto cuando entraron el médico y dos asistentes.

- Señora María Rosa - empezó - hemos encontrado que su niño en su vientre, llevaba varios días muerto, estaba ahogado y no fue posible salvarlo, lo lamento mucho.

- Esta bien - dije empezando a llorar de nuevo - esto no es cierto - dije cerrando los ojos sin poder contener mis lágrimas. 

- Señora, ¿necesita ayuda?

Mire en silencio a la mujer que me hablaba intransigente, sin inmutarse por mi dolor.

- Si es usted víctima de maltrato doméstico, la podemos ayudar.

- Nadie me hace daño - murmuré - estoy bien, tranquila, mi marido me ama, me da todo lo que necesito...

- No tenga miedo señora, si la han amenazado, no podrá hacerle nada, en cuanto declare que su marido le hace daño, lo pondremos en custodia.

- ¿Se da cuenta de lo que me dice? - dije mostrando mi enojo - si lo llevan a la cárcel, ¿quién va a pagar los gastos de la casa? ¿Quien va a mantener a mis hijos? Tengo cinco hijos, señora.

- Pero ¿por qué tuvo tantos hijos?

- Porque cuando veintiocho, y solicité que se me hiciera la ligadura de trompas, me dijeron que era muy joven, que debía tener treinta años, pues ya tengo treinta.

- Existen los métodos anticonceptivos, pudo utilizar un método de protección, no solo existe la ligadura.

- Usted no sabe nada, señora, nada, los métodos anticonceptivos no son al 100% me embarace utilizando ampollas trimestrales... dice que ofrece ayuda, pero su ayuda sólo empeorará mi situación, no expondré a mis hijos a pasar hambre, haré lo que tenga que hacer con tal de que ellos estén bien.

- Señora María Rosa - dijo suspirando la asistente social - piense un momento, ¿qué ejemplo le está dando a sus hijos? Que es correcto soportar malos tratos con tal de no ser madre soltera, es usted una mujer fuerte, puede trabajar, sus hijos no serán niños por toda la vida, la ley obligará al padre a darles una pensión.

- Estoy bien, mis hijos están bien, mi esposo me cuida, como no existe hombre que me cuidara mejor que el, no se meta, señora, no se meta.

- Bueno - dijo viendo que no obtendrá nada de mi - cuando decida que no desea pasar más por eso, asista a la comisaría más cercana a poner su denuncia.

- No lo necesito, estoy bien, no podría estar mejor.

La mujer salió de la habitación, Derek entró a la habitación después de que ella salió.

- Hola - sonreí - ya sé lo que pasó. 

- En casa hablaremos - murmuró Derek dándome un beso en la frente - vamos a hacer que esto funcione.

Derek se quedó sentado unas horas hasta que llegaron los médicos al control diario, salió de la habitación diciendo que volvía al día siguiente.

Me dijeron que tendría que quedarme tres días más ahí, eso fue como un descanso de mi realidad, al menos por un momento.


Dama Oscura






lunes, 3 de agosto de 2020

TELARAÑA DE MENTIRAS CAPITULO XV

Aproveche que Dereck salió temprano, le encargué a Mercedes que cuide de los niños durante mi ausencia, ella ya sabia a donde iría.
Me subí a un colectivo que me llevó directamente al puerto Nanay, me quedé mirando el bar del que Mercedes me habló, era un lugar bastante limpio, la música fuerte, hombres entrando y saliendo, me acerqué, entre y me instalé en una de las mesas del fondo del local, buscando la escalera de la que Mercedes me habló, no fue difícil encontrarla, estaba a la vista, cerca del baño, me acerqué a la escalera, me fije que nadie me observen y bajé.
El ambiente era lujurioso, se escuchaban los gemidos de placer que hacían los hombres y mujeres, las habitaciones ni siquiera tenían puerta, eran pequeños cuartuchos donde a penas alcanzaba una tarima vieja con un colchón de paja, eso lo puede ver desde la escalera a la primera habitación, eran al menos cincuenta habitaciones totalmente pequeña, el piso estaba mojado y un joven amanerado corría de un lado a otro llevando papel higiénico, agua y sábanas, le gritaban "Mari papel" y el muchacho corría con el papel.
Los hombres hacían fila en cada habitación, me dio muchas nauseas, no podía creerlo, digo, si era lo que Mercedes me dijo, pero no queria creer que Dereck estuviese metido en eso, me di la vuelta para subir las escaleras pero alguien me jaló del pelo para atrás.
- ¿A dónde vas mamacita? 
Me metió a una habitación y empezó a forcejear conmigo intentando quitarme la ropa, yo empecé a gritar tratando de evitar que me toque, el joven amanerado ingresó a la habitación.
- ¡No obligue a mi chica!
Grito, su voz era varonil, gruesa e imponente, lo sujeto del cuello y lo jaló para atrás, llamó a los guardias, sacaron al sujeto a la fuerza, el joven se dio vuelta y me miró.
- Tu no trabajas aquí - dijo sorprendido - ¿Quien eres?
- Yo... yo... yo... - tartamudeando - Dereck.
- ¿Dereck? - salio al pasillo - Llamen al patrón - volvió a entrar - tranquila, el patrón vendrá en breve.
Dereck apareció en la habitación unos cinco minutos después, me miró y su rostro cambió totalmente.
- Fuera todos - dijo muy enojado, saco un billete de cincuenta soles - vete a la casa - dijo sin cambiar de expresión - hablaremos en la noche.
Tome el billete y salí de ahí sin mirar atrás.
Lloré todo el camino de regreso a mi casa, llegué a mi casa, subí a mi habitación y me quedé llorando toda la tarde, estaba asustada, triste, confundida, enojada.
Dereck me había mentido todos estos años, me sedujo con engaños, me hizo su mujer, hizo promesas que nunca cumplió, las preguntas empezaron a dar vueltas en mi cabeza y mientras más me cuestionaba todo, más lloraba y más me dolía la cabeza.
Me dormí llorando.
- María Rosa - la voz de Dereck se escuchaba muy cerca de mi - despierta vamos a hablar.
A penas reaccione, empecé a llorar nuevamente.
- Aléjate de mi - murmuré.
- ¿Quien te dijo? - preguntó obligándome a sentarme.
- ¿Quien crees?
- ¿Por qué fuiste?
- Quería saber... - dije limpiándome la cara - me haz mentido todos estos años... estoy contigo nueve años, nueve años viviendo una mentira... nueve años pariendo hijos tuyos, soportando tus maltratos, tus celos, ¡mírame! Estoy vieja, mis senos están caídos de tantos hijos que he parido, estoy esperando un hijo más y tu te niegas a autorizar que me liguen...
- ¿Realmente te quieres ligar?
- Si...
- No te he mentido nunca.
- ¿Y qué acabo de ver? Nunca hablas de tus negocios, de dónde viene tu dinero, de dónde sacaste todo, ¿por qué me lo ocultarte?
- Porque sabía como ibas reaccionar.
- ¿Y crees que yo me merezco esto?
- Te quiero conmigo.
- ¡Yo no quiero ser la mujer de un proxeneta! - grité. 
- Pues ya lo eres, y no hay marcha atrás.
- Me iré de aquí.
Dereck me sujetó del cuello.
- Primero vas a tener ese niño que estas esperando, me lo entregas y te vas, sola, mis hijos se quedan conmigo.
- ¡Son mis hijos! ¡Me iré de aquí con ellos!
- ¿Y cómo planeas mantenerlos? No trabajas, no tienes dinero, ¿crees que yo te daré un centavo se mi dinero si te vas? Yo no te daré ni un centavo de mi dinero, te vas de aquí, sola, mis hijos se quedan.
- ¡Suéltame! - grité - esta bien - dije tratando de calmarme - no me iré, me quedaré.
- Es la mejor decisión.
- Ya no quiero dormir contigo, no quiero que me toques, no quiero que te acerques a mi y cuando de a luz a este niño, quiero que firmes la autorización de ligadura de trompas.
- La firmare, pero, ya no puedes salir de la casa, a partir de hoy Cristina tendrá la llave de la casa y cualquier cosa que necesites se lo pediras a ella.
- Esa mujer que trajiste, no me agrada.
- Pues te aguantas, te quedarás en esta habitación hasta el día que ese niño nazca, no puedes salir de aquí.
Dereck salió de la habitación, escuché cerrar la puerta con el candado desde afuera.
Me quedé observando la puerta de la habitación, volví a llorar.
Estaba peor que antes, aunque Dereck me estuvo golpeando, al menos antes podía salir, ahora, tendría que quedarme confinada en mi habitación, mire por la ventana a la calle, la gente hacía su vida con normalidad, los días que pasaron estuve todo el día en mi habitación, Mercedes entraba dejaba mi comida y salía, no me hablaba, Cristina la observaba y apresuraba, estaba en una prisión en mi propia casa.
Me pasé los días echada, mirando la televisión, me bañaba en mi tina largas horas, sentada, sintiendo el agua caer sobre mi, por un momento me olvidaba de mi situación... 
Una mañana amanecí con los Dolores de parto, grité, grité mucho, Cristina abrió la puerta y me vio en el piso mojada, llamó a Dereck, entre ella y Mercedes me llevaron al hospital donde daría a luz a mi último hijo.

Dama Oscura